jueves, 14 de junio de 2007

"Es el sueño de mi vida" - Olé

La Gata ronronea a full. "Gracias a Ramón" pasó de vivir "el momento más difícil de mi carrera" a descoserla y ser campeón y goleador en Boedo: "Tuve un gran campeonato".

Apenas descubre la guitarra nace el arrebato, Gastón Fernández improvisa un solo, bastante pobretón obvio, ni comparación con las logradisímas notas que saca cada vez que la bola reposa bajo su suela. Se juega como se vive, profesan algunos, y la Gata adhiere a la hipótesis, irradia alegría y rabonas también fuera del césped. Hoy en día, claro, más que nunca. Porque Boedo sólo sabe de descorches y fuegos artificiales. "Y esto es el sueño de mi vida", confiesa la mejor figura del mejor equipo argentino. Uno de los varios resucitados por Ramón. "Porque fue el único que se comunicó en el momento más difícil de mi carrera. Me llenó de confianza, me trajo para dar la vuelta. No es casualidad que después del gol haya ido a abrazarlo", explica sin caer en rencores directos hacia Daniel Passarella, entrenador que prescindió de él en River.

Ramonero por excelencia entonces, la Gata ronronea mientras cuenta que en su nivel superlativo tuvo "mucho que ver el DT". "Por eso lo llamo ''mi técnico'', je", asume. Pero, amén de la metamorfosis personal, el trueque de ostracismo por cielo eterno gestionado por el Pelado también afectó al grupo entero. "Nos sacó mucha presión. Tiene conceptos claros, ninguna cosa rara. Y vive contagiando onda positiva. Antes del partido, por caso, nos arengó gritando que este equipo merecía ser campeón. Y haberlo visto festejar con nosotros demuestra el aprecio que nos tiene", cuenta el punta, un líder entre los líricos del campeón y, además, Pichichi... "Siempre trato de agregarle gol a mi juego. Haber convertido nueve goles demuestra que tuve un gran torneo", saca pecho para enseguida resaltar la labor general: "Fuimos el mejor equipo, me gustaría quedarme mucho tiempo acá, es una ilusión. Esta institución me dio mucho. Y ahora vamos por las copas", se embala. Y rápido confiesa, en tono agradecido: Cuando estaba por arreglar, el Malevo me llamaba y me decía que, pese al mal año que habían pasado, tenía que venir por el excelente grupo de personas que había. Por suerte le hice caso. Y todos nos sacamos nuestra propia espina". Qué te parece...


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