Platinado Damonte y rubia la Gata, Pezzotta expulsó a ambos en la jugada más hot del partido. Bien en el penal, Chicago tendría que haber finalizado con ocho hombres.
El partido ya estaba 1-0 para San Lorenzo y, muy de a poco, el equipo de Ramón Díaz comenzaba a dominar el desarrollo con los toques del tridente y su piano a piano. A los 31 minutos del primer tiempo, la Gata Fernández recibió de espaldas en la mitad de la cancha e Israel Damonte le buscó feo, muy feo, uno de sus tobillos. El árbitro Pezzotta, acertado, cobró falta, y amonestó al volante de Chicago. Hasta ahí, ningún revoltijo. Sin embargo, al toque, la Gata se paró, se puso cara a cara con el infractor y le metió el empujón que armó el revuelo. ¿Resultado? Roja para los dos y pifia de Pezzotta.
"Me echó porque tengo la camiseta de Chicago. En el momento me la veía venir, pero me cagaron", se descargó Damonte, quien después de haber caído no pudo ver cómo Navarro Montoya llegaba a la mitad de la cancha y encaraba a la Gata. Ahí, entonces, se armó el concierto de empujones, las palabras cruzadas. "No estuvo bien, pero le va a servir de experiencia. Se lo dije en el vestuario, no podemos darnos el lujo de perderlo", dijo Ramón, sobre la Gata, en la conferencia. Calmado un poco el embrollo entre casi 13 jugadores locales y visitantes, Pezzotta apartó a Damonte y Fernández y expulsó a ambos. Polémica decisión, al menos, por dos motivos: el de Chicago ya estaba amonestado y en la cancha no se vio que haya hecho algo luego para merecer la roja. Respecto al nueve, reglamentariamente podría ganarse la tarjeta por una agresión sin pelota. Ahora, ¿por qué la roja conjunta con Damonte? Noche gris, dudosa, de Pezzotta.