lunes, 12 de marzo de 2007

La Gata te mata - Olé

Pura precisión y lujo, Gastón Fernández desplegó toda su artillería y llevó al Ciclón a la punta. ¡Miau!

Baila, murguero, baila; baila de corazón..." ¿Qué con febrero se murió el carnaval? Macanas. Carnaval toda la vida. Si no, miralo a Gastón Fernández, bajo el imaginario influjo de un tutá tutá endiablado, marcando el paso del borrachito. ¿Pasión marginal de la Gata? Quizá. Algo es seguro, la dedicatoria exclusiva, dancing hot mediante, es para Andrés Silvera, dueño del copyright desde que él mismo festejó de ese modo en la Bombonera, al marcar el tercer gol de este San Lorenzo puntero. Gracias totales de Fernández, hoy goleador del Ciclón, de bautismo en la red ante Boca y proyección duplicada en su flamante hogar, el Nuevo Gasómetro. "Lo primero que hice fue señalar al Cuqui porque en el segundo gol me metió un pase tremendo, me dejó de cara al arco", confesó la Gata, saltimbanqui del gol.

Claramente, en su tarde mágica, la punta del iceberg que significó su actuación fue la exquisitez demostrada en la ejecución del penal que fue empate transitorio. Si hasta el propio Ramón Díaz lo chicaneó a la distancia por haber picado la pelota para convertir. "¿Que si erraba no pateaba más? Sí, je. En realidad fue un segundo en el que traté de hacer lo que más me convenía, por eso lo hice así. Si hubiese fallado, sería todo diferente. Por suerte Luchetti se tiró a un costado y la pelota entró. Cuando acomodaba la pelota, me dijo que lo tirara a su izquierda, porque nos conocemos. Menos mal que se jugó", contó sobre la situación. Otra vez, como en el clásico del domingo pasado, los corazones cuervos se paralizaron y se aceleraron por una pintura de la Gata. De aquel mano a mano imposible para Caranta, a ese mimo a la red del arco que da a la popular local del Nuevo Gasómetro, para enterrar el sufrimiento por la desventaja en ese festejo con los puños apretados. Y ahí nació el agradecimiento hacia Silvera, a quien le cometieron la infracción y quien, además, cedió la ejecución. "Se lo pedí y no tuvo problemas en darme la pelota, eso demuestra que es una gran persona", ensalza a su compañero.

Pero no sólo por ese gesto, sino también por la tremenda asistencia que le dio para que diera vuelta el partido definitivamente. Por eso, Gastón Fernández, el hombre gol de Boedo, abre el espectro de sus declaraciones para darle crédito a la formación que alcanzó el liderazgo: "La jugada del segundo muestra lo que queremos. El equipo demostró que con esta actitud y estas ganas buscamos crecer cada día más. Ese es el porqué de éste buen momento".

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