jueves, 8 de marzo de 2007

"Quiero hacerle diez goles más a Boca" - Olé

La Gata se inspira cuando tiene la azul y oro enfrente: el domingo festejó con su tercera camiseta y, entusiasmado, parece que no se conforma. Insaciable.


Ese hombre no fue crucificado en la Bombonera, aunque la imagen de su festejo, de frente a la popular ocupada por La 12, se emparente con esa situación. El verdugo, futbolístico, fue él. Justo él, de cuna Millonaria, pura casta riverplatense, se encargó de hundir a Boca en una crisis similar a la que sufrió su San Lorenzo el año pasado, tras el 1-7. Redentor, Gastón Fernández aprovechó al máximo su oportunidad para demostrar la jerarquía que Ramón Díaz le endilga, nada menos que ante un rival pesado, que, sin embargo, a él no le genera temores, sino todo lo contrario: la Gata ve la azul y oro y se transforma en león. Conocedor de lo que es marcarle goles a Boca en diferentes clásicos, dado que lo hizo jugando para River y también para Racing, no se conforma. Envalentonado como el Ciclón, se sincera y dispara: "Quiero hacerle diez goles más a Boca".

Fiel de la religión del buen fútbol, Gastón Fernández vive sin estridencias las horas posteriores al Bombonerazo que San Lorenzo dio el domingo. Accede a charlar con Olé con la condición de no ser exigido en la producción fotográfica. Sin embargo, como en la cancha, se suelta a la hora de conversar y contar las sensaciones de este gran momento de un equipo en formación que promete pelear hasta el final para ganar el Clausura. "Por suerte pudimos aprovechar bien los espacios que nos dejó Boca, haciendo los goles en los momentos justos. Y terminamos cerrando un partido que muchos veían como imposible que pudiéramos ganar ahí. La verdad, se quedaron con la boca cerrada", acelera.

-¿Pero imaginaban que podían sacar una diferencia tan grande?

-Uno siempre aspira a jugar así, pero no es muy común que Boca te dé ventajas como las que hubo el domingo.-¿Notan que los rivales y el medio en general los mira de otra manera?

-Ahora nos van a exigir más, pero el equipo está preparado y con ganas de seguir por este camino. De ahora en adelante tenemos que saber que dimos un paso importante, pero debemos seguir creciendo, aunque vamos por buen camino.
Entre foto y foto, la charla vuelve, irremediablemente, a ese rival auriazul que tan bien conoce y que tan distante le resulta. "Siempre es especial enfrentar a Boca, porque futbolísticamente nací en River y es un partido muy trascendente. Uno trata de vivirlo especialmente", explica.

-Pero lo tuyo ya es una especialidad. No cualquiera le hace goles en tres equipos grandes. ¿No te sentís una especie de verdugo?

-Nooo. ¿¡Qué voy a ser verdugo!? Si le hice tres goles nada más. Cada vez que juego contra ellos quiero meterla. Por suerte, conseguimos un resultado bárbaro en su cancha. Estamos felices por lo que conseguimos.

-Entonces te diste un gustazo en lo personal...

-Obviamente que la victoria está por encima de lo personal: que el equipo haya hecho un partido tan bueno en cancha de Boca, sacando un resultado así, que era lo que todos teníamos ganas de conseguir, me pone feliz en todo sentido. En cuanto a lo personal, básicamente espero que esto me sirva como despegue, para poder empezar a afianzarme en la formación.

-Eso es algo que puede pasar ahora que va a faltar Lavezzi, por la lesión que sufrió.

-Qué sé yo... Lo único que quiero es que Ezequiel esté lo más rápido posible con nosotros. El equipo lo necesita, por todo lo que significa en la cancha y afuera. Además, justo le viene a pasar esto cuando lo convocan a la Selección. Espero que se recupere pronto.

Lejos de querer escenificar el festejo a lo Jesucristo en la Bombonera, se presta para pisar la pelota con los colores de su archirrival. "¿Si la rompí? No, je, no es para tanto", resalta. Pero se anima a confesar que "lo primero que pensé cuando entró la pelota fue en sentarme para festejar, en vez de quedarme parado. Pero como justo estaba adelante de la popular local me di cuenta de que por ahí lo tomaban mal y se armaba lío. Lo de la camiseta, la verdad, no lo pude evitar. Me salió del alma". En rigor, justamente la que traslució con esa celebración, fue su alma, plasmada en las imágenes desnudaron los seis tatuajes que tiene en su dorso. Todos, explica, tienen un significado, que, según descubre Olé, es profundo. "La estrella en la nuca tiene la inicial de mi mujer, Paula. Otro es de mi perro; también tengo un tribal en común con un amigo; las iniciales de mi familia: Adriana, mi mamá; Raúl, mi papá; y Nadia, mi hermana. Y tengo un águila, en homenaje a mi viejo, que murió: él tenía una igual. Tengo ganas de hacerme un par más, pero ahora están carísimos", muestra su lado sensible. "Ellos son los que están en las buenas y en las malas", agrega enseguida. Y vuelve a la carga con cuestiones futbolísticas, recuperando la privacidad y ensalzando el buen ánimo que reina en Boedo tras la venganza en el clásico. "Estamos con confianza, pero ya desde antes de jugar con Boca. Y, además, el público está de nuestro lado, está alentando, yendo a la cancha, eso nos ayuda. Sabemos que con Banfield nuestro estadio va a estar lleno; entonces tenemos que entrar a la cancha y dar el mejor rendimiento", advierte.

-¿Cuál es la clave para haber alcanzado un rendimiento como el que tuvieron en el clásico?

-La campaña se basa en la actitud, en las ganas que el equipo tiene de hacer algo importante. Sabemos que tenemos un plantel como para pelear arriba. Creo que eso es lo fundamental para este buen inicio.

Retomado el rumbo futbolístico en el mano a mano, la Gata le tira flores a Osmar Ferreyra, de quien fue compañero en las Inferiores de River, por el pase que le dio, desde 60 metros: "Me puso una bola infernal. Me dejó cara a cara con el arquero. No muchos pueden hacer eso". Alta sociedad oriunda de Núñez, resultaron valores clave en La Boca. Ahora, arañando la cima, Fernández va por más, como todo San Lorenzo: "Cada paso que demos deberá ser el de la consolidación: necesitábamos ganarle a Boca para demostrar para qué estamos y para que la gente tuviera revancha por lo que pasó en el torneo pasado; con Banfield tenemos que dejar claro que no nos relajamos y que vamos por la victoria para seguir peleando arriba".

Pisa por última vez la pelota. "Está pinchada en serio; pensé que estaba desinflada"; comenta. Mira los colores. Se ríe. Le hace caso al fotógrafo. Y se relaja en la despedida. "Estamos todos más tranquilos, pero no relajados. Sentimos que estamos para cosas importantes", blanquea, siguiendo el camino que también recorren sus compañeros. Y claro, con Ramón Díaz al timón, las nubes comenzaron a desvanecerse. Aunque la Gata remarca que "falta mucho para hablar de que somos candidatos", reina la paz en Boedo. Y digan que el Ciclón ya jugó con Boca, que si no... Adivinen quién pegaría el arañazo de nocaut.

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