El Cuervo mantiene la punta con un gol de Gastón Fernández, que sirvió para ganarle bien a Gimnasia a pesar de que el equipo no logró lucir como un puntero.
Con elegancia en el salto y precisión en el cabezazo, Gastón Fernández acababa de embellecer aún más el perfecto centro que Tula, con aires de Cafú, mandaba desde la derecha. San Lorenzo metía el 1-0 y comenzaba a abaratar costos, ésos que podían producirle el dominio que Gimnasia estaba teniendo y la poca reacción que venía mostrando el Ciclón. Pero la Gata encontró el hueco en una zona liberada porque el Coco San Esteban estaba fuera de la cancha, puso el frentazo y todo el equipo levantó la frente mientras en las tribunas se elevó un racimo de puños apretados y bajó una sensación de relajación momentánea, porque después fue tiempo de volver a tensionarse... Gatarola bien quiere decir gratarola, o casi, para un puntero de campeonato que jugó a ganar, pero solamente a eso. Que si no sufrió mayores padecimientos, apenas fue porque enfrente se le plantó un equipo que no supo qué hacer con la pelota en la mayoría de las ocasiones que la tuvo, que no fueron pocas por cierto. Quizá por eso, la gente de San Lorenzo vivió el resto del partido con la fantasía de que el empate podía hacerse realidad de un instante a otro, aunque en el balance general apenas se le cuente al Lobo una llegada concreta: un remate de zurda de Piatti que se desvío en el poste derecho de Orión. Algo de razón tenían los hinchas: ése pudo ser el empate.
Pero fue la única clara. Gimnasia intentó ser audaz, metiendo tres volantes y tres atacantes, de los cuales el centrodelantero (a la vieja usanza) se tiraba atrás. Ese fue Silva, quien terminó jugando lejísimos del arco, vaciando de su presencia el centro del área y corriendo como un toro embravecido ante el paño rojo. Con entereza, el uruguayo se cargó al hombro el armado del equipo, aunque la claridad llegó por uno de los costados, el de Piatti, en especial cuando se recostó por la derecha. Y no fue casual esa posición, dado que ahí estaba el punto más flaco del puntero. El Malevo en retroceso daba ventajas y Aureliano Torres no acortaba los espacios libres por los que el Lobo movía la pelota e intentaba desbordar. Ah, un detalle en reconocimiento al precioso centro de Tula: Gimnasia tuvo dos o tres acciones similares, pero que, al estar mal resueltas en el momento de enviar el pase al área, nunca llegaron a ser jugadas peligrosas.
De todas maneras, el principal problema de San Lorenzo fue el escaso volumen de juego que tuvo. Y aquí juega directamente el rol de Ramón Díaz, consciente de lo que podía ganar con el tridente y lo que podía perder despoblando el medio. Rivero-LedesmaFerreyra no tuvo la solvencia de otros momentos y Fernández-Silvera-Lavezzi tampoco la eficacia soñada. A simple vista, la ecuación parece sencilla y la conclusión también, porque en el costo-beneficio San Lorenzo puso en riesgo su estructura con el cambio de esquema. De ahí que el técnico, después de pensar bien a quién sacar, se decidió en poner a Alvarado (salió la Gata) y con su querido 4-4-2 ordenar las cosas y así solidificar las bases de este triunfo. Trabajoso pero sin sobresaltos; clarito aunque sin brillos. San Lorenzo mantiene la punta, se afirma con oportunismo. A veces parece que no le sobra nada, pero muestra personalidad. Y también a veces, con eso alcanza.
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