Figura ante Racing, poco incisivo ante Belgrano, la Gata debe superar la transición. En Avellaneda fue delantero con tendencia a participar del armado, ayer, fue armador, y no es lo mismo. Sí, fue reclutado en Boedo para cumplir esa función, pero para desarrollarla como lo hacía en sus tiempos académicos, necesitará de un tiempo de readaptación, de conocimiento con los compañeros. Lo intentó, aún con la pegatina elegante del blondo Bolatti. Tocó de primera, cambió de ritmo un par de veces en tres cuartos, buscó ser lanzador. Un trío de bolas con veneno se enredaron en piernas piratas cuando tenían destino de mano a mano. Tal vez, en que no hayan tenido éxito, radica el hecho de que se lo notó sin peso. Que haya pisado poco el área, también incidió. Recién empieza. Un par de píldoras de lo mostrado el miércoles alientan la esperanza. Aunque, ayer, sólo haya puesto una uña en el gancho.
lunes, 26 de febrero de 2007
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